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El caos en las relaciones de pareja: cuando el amor abre un nuevo orden

En toda relación de pareja, tarde o temprano, aparece el caos. No siempre es el caos visible de discusiones intensas o silencios prolongados; a veces se manifiesta en gestos pequeños, en palabras no dichas, en miradas que se esquivan. El caos no es un accidente, es un escenario inevitable en el encuentro de dos mundos distintos que intentan caminar juntos.

Por Asman Ortiz
Por Asman Ortiz

La pregunta es: ¿qué hacemos cuando ese caos se presenta? Más aún, ¿quién soy yo cuando el caos me alcanza? Esa versión de mí que aparece en medio del conflicto, ¿me ayuda a crecer o me encierra en mi propio ego?

Nuestro gran enemigo en este terreno es el ego. Es el que nos ciega y nos lleva a repetir el mismo patrón una y otra vez, hasta que lo hacemos consciente. Yo mismo me he visto en ese escenario, y no digo que sea fácil. Pero desde mi experiencia, me ha dado mucha paz aprender a hacer el ego a un lado, aunque requiera valentía y práctica.

En esos momentos, el ego suele levantar sus muros, quizá por una reacción automática de supervivencia. Queremos tener la razón, buscamos defendernos, imponernos o retirarnos. Y sin darnos cuenta, dejamos de mirar a la persona que amamos para mirar sólo nuestra propia herida. Ahí es donde la relación se enfría, no porque no exista amor, sino porque lo estamos ocultando bajo capas de orgullo.

Pero existe otra posibilidad. Qué pasaría si, en medio de la última pelea con tu pareja, la miraras con los ojos del amor. Si, en lugar de defender tu punto, te preguntaras: “¿Qué está necesitando realmente en este momento? ¿Cómo puedo escuchar su corazón, y no solo sus palabras?”

El caos, cuando se mira desde el amor, deja de ser amenaza para convertirse en maestro. Nos muestra los motivos invisibles que nos sacan del equilibrio, y nos recuerda que en cada desencuentro hay una oportunidad de crecer juntos. Como diría Enric Corbera, todo es información: el conflicto no habla de la pareja en abstracto, habla de quienes somos cuando elegimos reaccionar desde el ego o desde el corazón.

Mirar el caos con amor no significa evitarlo ni fingir que no existe. Significa reconocerlo y atreverse a atravesarlo desde otra disposición: la de aprender, la de escuchar, la de abrir caminos nuevos. Significa recordar que el otro no es el enemigo, sino el cómplice con quien decidimos recorrer la vida.

Pero el mensaje es de esperanza, el caos no es el fin de la relación, puede ser el inicio de un nuevo orden si nos atrevemos a habitarlo con conciencia. La próxima vez que el caos aparezca, pregúntate: “¿Qué versión de mí quiero que nazca en este instante?”

Si este artículo te resonó, compártelo con alguien que lo necesite hoy. Puede ser la chispa que transforme un momento de caos en una declaración de amor.


 
 
 

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