top of page

El arte de no tomarse la vida tan en serio

Una reflexión para los días en que el alma se siente pesada.

Hay días que simplemente no se sienten bien.Días en que pareciera que todo se desacomoda por dentro, que las cosas no fluyen y que hasta los pensamientos se nos vuelven enemigos silenciosos.Y en esos días, cuando el mundo se siente tan serio, tan complicado, tan pesado lo que más se agradece no es una solución. Es una pausa, una mirada distinta, una risa inesperada.

Por Asman Ortiz
Por Asman Ortiz

A mis 45 años, siento que la vida ha pasado como un suspiro. He aprendido, a veces por las buenas y muchas otras por las difíciles, que no todo lo que parece grave, lo es.Y que muchas veces lo que más daño nos hace, no es lo que ocurre afuera sino el significado que le damos.

El espejo roto

Hace tiempo construí una metáfora sencilla que me gusta poner como ejemplo, y que cada vez cobra más sentido para mí:

Imagina que vas caminando, distraído o tal vez con prisas, y tropiezas con un espejo que alguien dejó tirado en la calle. Se rompe en mil pedazos.Posiblemente lo primero que haces es culparte, molestarte, decirte:“¡Siempre me pasa lo mismo!”“Qué torpe soy.”“Esto ya arruinó mi día.”

Pero, ¿y si haces una pausa?¿Y si simplemente reconoces que lo que pasó fue eso: un espejo roto?Un momento, un accidente, no un destino, no un castigo.Solo una escena más del día.

Y lo digo con el corazón en la mano porque yo he estado ahí muchas veces, a veces me limité, me juzgué, me puse etiquetas que no me merecía.Pero otras veces, elegí algo diferente, me reí de mí mismo. Y en esa risa descubrí una nueva libertad.Porque reírte de ti no significa burlarte, sino recordarte que no eres tú error, que sigues aquí, que puedes avanzar.

Reírse de uno mismo: el mayor acto de valentía

Reírnos de nosotros mismos no borra lo difícil, pero lo transforma.Hace que lo imposible pese menos, nos devuelve la humanidad.Y nos saca del drama sin negar lo que sentimos.

Reírse de uno mismo es poder decir:“Sí, la regué. Pero no me quedo ahí. Después del tropiezo me levanto, me sacudo, me río y sigo.”

  • ¿Qué pasaría si hoy decides no pelear con lo que te pasa y solo lo observas?

  • ¿Qué podrías ver distinto si te atreves a quitarle seriedad a esa situación?

  • ¿Qué pasaría si eliges reírte un poco, no porque no duela, sino porque ya no quieres seguir sufriendo?

Y para ti, que hoy no la estás pasando bien, si hoy todo te pesa, si estás luchando con algo que no sabes cómo resolver, quiero decirte algo sin recetas ni frases vacías:

No estás solo. Te abrazo desde acá, desde mis propios días grises, desde mis propios espejos rotos. También he tenido noches largas y pensamientos que no me dejaban en paz. Y aprendí que nada es eterno, ni siquiera el dolor.

Reírnos de nosotros mismos es un acto de amor.Es decirnos: “no lo estoy haciendo perfecto, pero lo estoy intentando con todo lo que soy.”Es mirar esa parte de ti que hoy se siente rota, abrazarla y dejar que vuelva a creer.Creer en ti, creer en la vida, creer en que aún puedes hacer algo hermoso con todo esto.

Hoy, regálate ese permiso, el permiso de no tomarte tan en serio, el permiso de avanzar sin entender todo, el permiso de reírte, incluso si aún hay lágrimas.Porque si puedes reírte contigo, también puedes amarte en medio del caos.

Y eso, es un arte que cambia la vida.

¿Nos reímos juntos y seguimos caminando?


 
 
 

Comentarios


bottom of page